Obon: El festival japonés que honra a los espíritus con luz

Obon: El festival japonés que honra a los espíritus con luz

Cuando cae la noche sobre los templos y el viento apenas toca el agua, cientos de linternas flotan en silencio. Son mensajes de amor, memorias y despedidas suaves que iluminan el camino de regreso para los que ya no están.

Donde y Cuando

Cada verano en Japón, entre el 13 y el 15 de agosto (algunas regiones lo celebran en julio), se vive uno de los rituales más conmovedores del calendario espiritual: Obon, el festival de los espíritus.

Esta festividad ancestral de origen budista honra la memoria de los antepasados con luz, danza y recogimiento. Y en una era que pide volver a conectar con nuestras raíces, Obon es un recordatorio de que los vínculos verdaderos no mueren. Solo cambian de forma.

Origen espiritual del festival Obon

Obon tiene sus raíces en el budismo Mahāyāna y en antiguas creencias japonesas sobre el alma. Su origen se remonta al sutra Ullambana,  que relata la historia de Maudgalyayana (Mogallana), uno de los principales discípulos de Buda, conocido por sus extraordinarias habilidades místicas y su gran piedad filial. Tras alcanzar la iluminación y desarrollar poderes sobrenaturales, Maudgalyayana utiliza su visión divina para buscar a su difunta madre. La encuentra sufriendo terriblemente en el Reino de los Fantasmas Hambrientos.

Desde entonces, las familias japonesas creen que, durante Obon, las almas de los difuntos regresan por unos días al mundo terrenal. Para recibirlas, se preparan altares domésticos, se limpian tumbas, se hacen ofrendas y se encienden linternas como guías de luz.

Es una celebración de amor, gratitud y renovación. Pero también de belleza. Porque en Japón, incluso el adiós se celebra con estética.

Los rituales del alma: cómo se vive Obon

1. Mukae-bon – La bienvenida de los espíritus

El 13 de agosto se colocan linternas de papel (chochin) en las puertas y cementerios para guiar a los espíritus hasta el hogar familiar. A veces se encienden pequeñas fogatas, llamadas mukaebi (fuego de bienvenida).

2. Bon Odori – La danza para los que regresan

Durante el festival, las comunidades se reúnen para bailar al ritmo del taiko en plazas y templos. El Bon Odori es una danza circular, sencilla y repetitiva que simboliza la alegría de reencontrarse con los antepasados. Todos pueden participar, incluso quienes no conocen los pasos

3. Tōrō nagashi – La despedida luminosa

La noche del 15 se lanzan linternas flotantes en ríos, lagos o el mar, y cielo. Estas pequeñas embarcaciones de luz representan el regreso de los espíritus al otro mundo. La escena es hipnótica: centenares de faroles danzando sobre el agua como estrellas en la superficie.

 

Tradiciones simbólicas de Obon

  • Yukata: La Elegancia Ligera del Verano. Las calles y los templos cobran vida con los colores vibrantes y los diseños efímeros de los Yukata. Estos kimonos ligeros de algodón, adornados con exquisitos estampados florales que evocan jardines en plena floración o motivos acuáticos que reflejan la frescura estival, visten a quienes danzan bajo las estrellas, uniendo tradición y confort en cada movimiento.

  • Taiko: El Corazón Rítmico de la Celebración. El pulso del festival late al ritmo atronador y envolvente de los Taiko. Estos imponentes tambores japoneses no solo marcan la cadencia de las danzas ancestrales (Bon Odori), sino que su poderosa resonancia es el llamado que guía a los espíritus de vuelta a sus hogares y el latido que une a la comunidad en una celebración de vida y memoria.

  • Shōryō-uma: Mensajeros Silenciosos del Más Allá. En cada hogar, con una delicadeza conmovedora, se crean los Shōryō-uma: pequeñas y encantadoras figuras de pepino y berenjena, transformadas en seres de cuatro patas con palillos. El ágil caballo de pepino se prepara para llevar rápidamente el espíritu de vuelta al hogar, mientras la pausada vaca de berenjena asegura un regreso lento y tranquilo al más allá, simbolizando el amor y el deseo de un tránsito apacible.

  • Ofrendas: Alimentos para el Alma, Flores para el Corazón. Las mesas en los hogares y los altares en los templos se engalanan con ofrendas de una belleza y significado profundos. Fragantes flores silvestres, el suave humo del incienso que asciende con las oraciones, y una variada selección de comidas preparadas con amor –a menudo una mesa especial para el alma del difunto– son el tributo tangible a aquellos que nos precedieron, un gesto de bienvenida y gratitud que nutre tanto a los espíritus como a los corazones de los vivos.

“Obon nos recuerda que no estamos solos. Que somos parte de una historia más grande que aún respira en nosotros. Y que, a veces, basta con encender una luz para volver a sentir el calor de lo que amamos.”

 


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